jueves, septiembre 29, 2005

En el crepúsculo

Septiembre, 2005. Confluencia entre el Mediterráneo y un lugar de La Mancha. /Hans G.
Regreso a casa. No me gusta conducir de noche. Ni carearme con el sol cuando voy al volante. Tuve que asumir las dos cosas, por desastrado. Me costó despedirme del Mediterráneo y salí tarde. Mereció la pena, o al menos eso dice la foto. Aunque llegué tan retrasado a mi cita con el frío de Madrid que, a penas terminé de cenar, una filósofa feminista de París (disculpen las tautologías, no recuerdo su nombre) ya apuraba los posos del programa imprescindible de Punset con un postulado muy didáctico:

...La mamada requiere de un conjunto de técnicas pedagógicas de aprendizaje...

Antes había sostenido, muy masculina en su plena feminidad:

...Es absurdo pensar que el pene es un órgano genital masculino...

Este diálogo no ha hecho más que comenzar. El blog sigue en obras. Y el congreso dedaísta ha dado mucho que escribir. Y que ver. Hasta los ciegos nos miraron mal.

Por favor, no hagan ruido al irse a la cama. La Mar está durmiendo.

domingo, septiembre 25, 2005

I Congreso Dedaísta lejos de Praga

Se está celebrando en un lugar ignoto del Mediterráneo el I Congreso Dedaísta allende las fronteras de la tan añorada y despechada Praga. Por primera vez se reúnen, solos, sus cofundadores. Cinco puntos, hasta la fecha, en el programa:

1. El miembro cofundador Davide Granda leerá su ponencia “La desazón como epílogo del desasosiego: La mujer, ¿fuerza senoidal o tangencial en el viaje del hombre hacia la levedad y/o el peso?”. Sin horario definido. La lectura deshilachada de pasajes se prolongará a lo largo de toda la semana.

2. Relectura y modificación, si fuere necesario y siempre bajo la bendición del maestro Dedekind, matemático del infinito, del decálogo normativo. Concretamente, el compañero Delaosa, ese derviche desabrochado, justificará ante sus señorías (plural mayestático) el punto 7 y su invectiva contra Barthes.

3. Creación de un blog.

4. Cena libresca. Complementaria y/o supletoria de las cotidianas. Los comensales buscarán un restaurante que reúna las condiciones pactadas de antemano y, a los postres, se obsequiarán con un libro cuyo título y autor han de ser secretos para el destinatario. La cena libresca se repetirá anualmente y será bautizada e institucionalizada con el nombre del restaurante primigenio.

5. Ruegos y cervezas.