Humo en la platea
Veo la obra ‘84 Charing cross road’. Frank Doel, el protagonista, un librero de viejo tan entrañable que estuve a punto de colarme entre bastidores y llevármelo a casa, afirma en una de sus cartas: “Tenemos que elegir con mucho a cuidado a los amigos que regalan libros”.
Como un templo.
La protagonista, Helene Hanff, se ha fumado más de una docena de cigarrillos durante la representación. En realidad, lo ha hecho la actriz, Carme Elias. El teatro superaba los 100 m².
Como un templo.
La protagonista, Helene Hanff, se ha fumado más de una docena de cigarrillos durante la representación. En realidad, lo ha hecho la actriz, Carme Elias. El teatro superaba los 100 m².
¿Fomenta la obra de teatro el consumo de esa mortífera sustancia tóxica que es el tabaco? ¿Debería censurarse ese extremo?
¿La protagonista, esto es, la actriz, debería haber fumado en una zona habilitada a tal efecto para los fumadores en un compartimento anejo e incomunicado? De este modo, ¿se podría haber optado por la retransmisión en directo de la obra mediante una señal de televisión que permitiera a los espectadores permanecer en sus butacas sin ser intoxicados?
Puesto que se trata de un centro de trabajo, ¿podría el protagonista, esto es, el actor, Josep Minguell, denunciar a su compañera de trabajo?
He contemplado la obra en la segunda fila. Las rabiosas volutas de humo exhaladas por la Hanff llegaban sin compromiso. En la primera, disfrutaba de la función una mujer embarazada [No se trata de ningún chiste]. Tanto, que parecía que llevaba un cíclope en sus entrañas. Tanto, que se ha marchado antes del final, supongo que rompiendo aguas y océanos de camino. ¿Podría esta espectadora denunciar por lo penal a la actriz por fumar en su doble presencia? ¿Debería quizá haber advertido a los responsables del teatro de su estado de buena esperanza para la inmediata asunción de medidas punitivas?
Esperemos a enero de 2006. A ver qué sucede.
1 Comments:
Para nada, estimado Emiliuken. Félix de Azúa, una portada con un autorretrato vestido de Schiele y un compactos de Anagrama están por encima del mal y del bien, de un libro entrañable o de uno coñazo, como fue el caso.
Luigi es un heterónimo de Wittgenstein, ya lo sabes. Y eso pesa mucho.
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