martes, enero 03, 2006

Qué grande era el cine



Tras unas fiestas navideñas que han dejado más de cien cadáveres en las carreteras, el Ejecutivo español por fin concede a los empresarios el privilegio gracioso de decidir si los drogadictos al tabaco pueden o no tomarse su dosis de nicotina durante las ocho horas de su horario laboral. Un Ejecutivo progresista, el mismo que proclama que bajar los impuestos es de izquierdas, que se lucra con esa nicotina y no subvenciona soluciones para acabar con la dependencia (o sobrellevarla, algo así como la metadona). Un Ejecutivo paternalista que se jacta de librar a los fumadores del tabaco, una sustancia legal. ¿Por qué no una salita bien aireada en el trabajo, como en los restaurantes, para los yonkis? Que lo decidan ellos, los jefes. La solución puede ser fácil. Entre dejarles bajar al pórtico a ponerse o lidiar malos rollos entre los compañeros: no contratar a fumadores. Hace muy poco tiempo Smoking Room (2002) parecía un filme que se ajustaba más al público estadounidense que al español.

El Madrid del señor Butragueño, ese insigne gestor que tras la renuncia de Camacho aseveró: “Estamos ante una situación muy interesante”, y del señor Floro, repescado diez años después para la causa tras descubrir que en los campos de fútbol se mueven ondas gravitacionales, pretende remontar el vuelo con Cicinho y Cassano. A los merengues sólo les quedan dos retos de aquí a final de temporada: ¿Quién ocupará el lateral derecho?, ¿Cicinho, Salgado, Diogo o Sergio Ramos? ¿Quién ocupará la segunda punta? ¿Cassano, Raúl, Robinho o Baptista? Dos puestos, ocho jugadores.

Causas dialectales. Menudencias. Que no volveríamos a ver los lunes por la noche a José Luis Garci en su papel de moderador en Qué grande es el cine iba en serio. Con ese programa Hans aprendió a ver cine. A leerlo. A descodificarlo. Unos lo criticaban por pedante. Tan sólo tenían que cambiar de canal. O apagar la tele, como acostumbran 30 millones de personas en España (especialmente si hay documentales en La 2: ¿Quién puede sostener que ver a Wimba y Wamba, los leones salvajes del parque de Selous, retozando en Kibiti es cultura? ¿Por qué?) Otros, los oficiales, habrán argumentado que no llegaba la audiencia. Tan sólo tienen que desmontar la televisión pública. La propaganda la tienen asegurada con la Cuatro. Se fueron las amables tertulias de cine. Se apagaron como un buen cigarrillo con un café. Como los goles de la Quinta.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vamos a empezar el año con un poco de polémica. Según mi parecer, Garci y su troupe eran insorportables. No te enseñaban nada. Para el espectador no iniciado el programa se podía titular: "Qué plomo es el cine".

EEL

5/1/06 12:01  
Blogger Gran Danés said...

También Hans era un espectador no iniciado allá por el año 1995, cuando comenzó el programa.

5/1/06 18:34  
Blogger Alberto Baena Zapatero said...

Varios son los temas que tocas amigo Granda:
-Respecto a la ley del tabaco sólo puedo preguntar de manera incredula ¿Es que hay alguien aun en este bendito país que aun defienda que el PSOE es un partido de izquierdas?en mi opinión el PSOE ha pasado a ser un enredo de tendencias dispares y contradictorias que puede ser nacionalista catalán, constitucionalistas o españolista según el día y el lugar, lo que en cualquier caso ya no suele ser nunca es de izquierdas.
-El madrid, Florentino a veces hay que ser humilde, reconocer los errores y dejar el sitio a alguien que tenga las cosas más claras.
-Garci, yo creo que el problema de este programa es que daba peliculas de hace cuarenta años y hay muy pocas pelis que sean atemporales. Señor Garci hay vida después de los 90, a lo mejor si se hubiera dado cuenta de esto hubiera enganchado a más gente.
FELIZ AÑO A LOS SUFRIDOS AMIGOS DEL SEÑOR GRANDA

5/1/06 20:47  

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