Un instante, toda una vida (Escrito sin dolor)
Escribe el filósofo francés Gilles Deleuze: “Vivimos en un mundo más bien desagradable en el que no solamente las gentes, sino los poderes establecidos, tienen interés en comunicarnos afectos tristes. La tristeza, los afectos tristes son todos aquellos que disminuyen nuestra potencia para actuar y los poderes establecidos tienen necesidad de nuestras tristezas para hacernos esclavos. El tirano, el sacerdote, los secuestradores de almas, tienen necesidad de persuadirnos de que la vida es dura y pesada”.
El fútbol no es evasión, como arguyen sus detractores. Un individuo no puede orillar sus calamidades contemplando un partido de fútbol. No puede olvidar que está en el paro, que tiene cáncer de próstata o que le han roto el corazón. No puede abstraerse, sobre todo, de que en su casa le espera una mujer hirsuta. Su mujer. El fútbol es cotidianidad, no ahuyenta la realidad porque nadie puede escapar del cerco de la Realidad. No existe posibilidad de fuga.
[Pregúntenle a un seguidor del Atleti si el fútbol es una huida. Pregúntenle, a continuación, por qué no eligió un destino mejor; menos real, menos cotidiano]
El fútbol quizá no sea siquiera un arte. Las herramientas simbólicas con las que trabaja son precarias. Sin embargo, el fútbol es una artesanía capaz de tejer tal placer estético que exige una educación muy elevada de la sensibilidad. Tanto, que sus detractores jamás podrán deleitarse. No están educados.
Sus enemigos censuran su mercantilización:
“Los jugadores son unos mercenarios”. ¿Acaso Velázquez o Goya no lo fueron?
“Zidane dejó la Juve por dinero”. ¿Deja de tener valor un Tiziano cuando lo prostituyen en una casa de subastas?
“Los equipos ganan y se construyen a golpe de talonario”. ¿El Thyssen-Bornemisza surgió a golpe de dinero de Monopoly? Incluso en fútbol el dinero no es garantía de éxito. Estimen las últimas temporadas de los clubes más ricos del mundo, el Madrid y el Manchester United. Las pasadas Copas de Europa, con el Oporto y el Liverpool ―dos modestos en el capitulo económico― como triunfadores. La última Eurocopa, donde se impuso una selección con jugadores de fichas modestas, Grecia.
A los detractores del fútbol, como a los tiranos, a los sacerdotes y a los secuestradores de almas, siempre les esperará en casa una mujer hirsuta. Y, además, tienen la necesidad de persuadirnos de que la vida es dura y pesada. Guti, ayer, él solito, nos persuadió de todo lo contrario. Al menos el instante que dura un sublime taconazo.
4 Comments:
Pues yo hago un llamamiento al desgarro, al derramamiento de sangre en tus textos... cuando detrás de ellos se intuye que ha dolido escribirlos, resultas magistral.
Pero, después, cuando la cerveza te abrase, te atreverás a decir que Makelele, ese prosista sin ritmo, marcó un antes y un después en el Real Madrid.
Y apunta a ambos ("antes y después" y "Makelele" para tu tratado desesperanzado)
Magnus, Granda, dolor, niebla, desgarro, Hans, Kundera, Praga, Guti, Zinedine... dolor
Joder hermano en serio nos creemos todo esto... será que cada vez me vuelvo más prosaico. Sin sentimientos en la distancia, tan parco y frío como el msn que cada vez detesto más aunque sea en la intimidad de mi habitación.
Anda pero si el Madrí l´ha ganao ar Zevilla, cagüenla... jode que las cosas vuelvan por sus fueros.
Como se puede ser del Atlético de Madrid toda la vida o del Madrid esta temporada y no pensar que la vida es dura y pesada, no entiendo tu argumento.
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